AGONIA DEL CAPITALISMO

LOS RESTOS DE UN CAPITALISMO DECADENTE 
 



El dinero, su poder, sus adquisiciones, nos han seducido de una manera frenética, todos podíamos ser ricos, no importaba la preparación laboral, eso daba igual, lo importante era buscar un hueco en el nuevo montaje capitalista, ese “boom de la construcción”, esa mano de obra no cualificada, esos sueldos desmesurados y desproporcionados, ingenieros con el mismo sueldo que los albañiles, constructores enriqueciéndose fácilmente, dinero fácil y rápido.

Pero, ¿de quién es la culpa de este socialismo capitalista? Todos hemos tenido de todo, era la añorada sociedad del bienestar,  todo el mundo con grandes casas, grandes sueldos, especulación pura y dura. Todo el mundo huele el dinero, y todos los sectores se frotan las manos, todos piensan que pueden hacer su agosto particular, dentro de este capitalismo lleno de oportunidades, por fin el proletariado llega al poder del dinero, por fin un obrero raso tiene dos casas, o hasta dos coches, trae grandes nóminas a casa, se experimentan las mieles del nuevo rico, de que poco cuesta ganar dinero ahora, y entonces a gastar más y más.

Primero el mundo empresarial ve con gusto este resurgir fácil, construir caro para vender caro, subidas de precios desproporcionados, un piso triplicaba su valor en un par de años. El precio del suelo sube como la espuma. Y aquí entran ahora los políticos, los dueños del suelo, aquellos que pueden recalificar los terrenos, y aparece la especulación y el enriquecimiento de algunos cargos públicos, y no sólo la corrupción, también los ayuntamientos de forma lícita se inflan a conceder licencias y permisos de obras, y eso significa llenas las arcas.

Pero hay alguien mucho más culpable en este capitalismo “guay”, los bancos, que han visto como podían multiplicar sus ingresos, y se han dedicado a dar préstamos alegremente, y acordes con la subida del mercado, hipotecas hasta de 50 años. Prestamos dados con facilidad, yo recuerdo uno que me dieron mandándome una carta hace cuatro años que me daban 9.000 euros sin ningún tipo de documentación.

Pero esto se ha desmontado, y ahora los políticos corruptos están en la cárcel, los ayuntamientos están arruinados, los bancos están llenos de embargos y con falta de liquidez, los constructores y sus proveedores arruinados, y muchas familias en la calle sin casa y sin trabajo.

La situación es decadente, el capitalismo se cayó por falta de ética de control y de ambición desenfrenada, a esto hay que unir un gobierno que gastó sin control ante esta aparente bonanza, donde el gasto público se disparó al igual que los sueldos, y ahora vivimos una situación de caos, de falta de ilusión, en donde el capitalismo más feroz se nos ha comido junto a una combinación de socialismo y de enriquecimiento, en donde los sindicatos no supieron frenar la subidas de sueldos desproporcionas porque también ellos se llevaban su tajada correspondiente.

Esperemos por el bien de los españoles que esto cambie, y que ahora el crecimiento sea ordenado, basado en el bien común, y en una sociedad equilibrada y justa construida sobre los valores del Evangelio y no del interés de los tiburones del momento.


JAVIER ABAD CHISMOL

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