LOS ENEMIGOS HACEN
AMIGOS
Uno se asombra de poder de la enemistad, de cómo las personas
acumulan en su interior rencor, y todavía más, ansia de venganza, esperando ver
caer a aquel que creen su enemigo. Y esas
actitudes me dan mucha pena, porque sacan lo peor que tenemos dentro aunque lo
hagamos alabando a un dios o una creencia.
Cuando uno actúa lo hace por un bien común, por lo mejor, es verdad
que cuando se toman decisiones determinantes puede ser que parte de implicados
se revelen ante esto, algo que es normal, sobre todo cuando se quitan parcelas
de poder que se habían considerado como algo perpetuo, y cuando se corrige, te
dicen: “¡este que se habrá creído!”.
Entonces uno se siente como un domador en una jaula llena de
leones, en la que si tienes el más mínimo descuido te atacan.
Es curioso como los enemigos unen, personas que hasta
entonces despreciabas o burlabas pueden ser tu luz incondicional, y todo porque
el enemigo declarado es el mismo, y entonces es momento de arrimar el hombro
para abatirlo.
Al igual que un depredador viendo como cae la presa, así es
la maldad del hombre que se deja llevar por la sed de venganza y así poder
festejar la caída de su enemigo.
Pero, la verdad nos hace libres y esta nos da fortaleza para
seguir y no desfallecer: “ladran Sancho, luego cabalgamos”. La conversión y la
reforma siempre es dolorosa y se debe hacer un esfuerzo para la purificación. Y
algo que debe estar muy claro, la verdad siempre sale a la luz, y no hay nada
oculto que no vea la luz, y nada que no vaya a ser destapado, y esa es mi
lucha, que se sepa y que no se convierta la verdad en mentira, y la justicia en
injusticia. Y ese será mi empeño y no desistiré, es la misión que me da mi fe.
Javier Abad Chismol
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