CORRUPCIÓN Y FALTA DE
ÉTICA
Estos días vivimos con intensidad la incertidumbre, el no
saber muy bien qué es lo que puede ocurrir, es tiempo de pactos, de acuerdos,
de diálogo.
La verdad que llegar a acuerdos no es una tarea fácil, y el
panorama que tenemos es el de llegar a consensos y acuerdos, parece evidente
que ya no hay una tendencia clara social, que la derecha está desconcertada y
la izquierda dividida en distintos grupos con mayor o menor radicalismo.
A su vez vemos que la Constitución de 1978 necesita una
actualización, pero para que esto pueda llevarse a término hace falta un
consenso general de la gran mayoría de los ciudadanos, y saber qué es lo que
queremos, si se busca un cambio de Estado, si es plurinacional, o si con la independencia
de algunas autonomías que queda con el resto de España, o que es España, como
vemos son muchos los frentes abiertos.
Y a esta incertidumbre, de la falta de diálogo y de
principios, se une la falta de escrúpulos de la corrupción, además de estar en
una situación de no saber que va ocurrir, nos encontramos con todos los
escándalos del PP de corrupción, en donde vemos que no se trata de casos
aislados, sino de un mal endémico que emana del propio partido, y por lo tanto
de una pérdida de los principios, en donde se ha blanqueado dinero, cobrado
comisiones, tráfico de influencias, financiación irregular de partidos, y a
todo ello hay que unir el incumplimiento de programa.
Es bien cierto que se da también en otros partidos, pero lo
del PP nos demuestra cómo se pueden degenerar unos principios en donde ya lo
importante no sea el servicio a los ciudadanos y se incite a los miembros de un
partido a actuar de una manera poco ética con tal de permanecer en el poder y
enriquecerse.
Nuestra sociedad necesita sobre todo coherencia, principios
claros y definidos, y por supuesto una gran dosis de honradez, por desgracia el
relativismo se ha impuesto y ahí tenemos sus consecuencias.
Javier Abad Chismol
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