PEDRO J. RAMIREZ
¿VÍCTIMA O
VERDUGO?
Estos días escuchamos muchos comentarios sobre la libertad de
prensa, la libertad de expresión, del papel de los medios de comunicación. Nos preguntamos
muchas veces donde se encuentra el límite de lo que es libertad de prensa y lo
que es el atentado al honor, o la calumnia anticipada.
Son los nuevos tribunales, por un lado los medios de
comunicación que se decantan por uno o por otro, luego los tribunales, incluso
en muchos casos se crean juicios paralelos, alentados por uno o por otros en
función del interés político.
Por ejemplo el caso del ex presidente de la Generalitat
Valenciana Francisco Camps, fue absuelto del juicio, pero para muchos fue y es
culpable, es más, hay cadenas de televisión que cuando se habla de corrupción
siguen sacando la imagen de Camps, ¿no es eso manipulación y jugar ser jueces y
atentar contra el honor?
Los medios están manipulados por dos intereses claros, uno es
el económico y otro el político. Recuerdo como no hace muchos meses publique en
esta página web un artículo que arremetía contra las Cajas, pero concretamente
contra Caja Mar, con datos muy claros y veraces, hice la gestión para poder
publicarlo en un periódico en Valencia, en donde ya he publicado muchas veces,
y el Jefe de la sección de opinión me mando un correo diciendo que no lo
publicaba porque nombraba a esa Caja. Eso demuestra el interés de los medios en
no decir toda la verdad, especialmente si esa perjudica.
Pedro J. había tomado el camino de la cruzada, de ir contra todo
y contra todos, y seguro que muchas veces con razón. Pero ahora está pagando
las consecuencias de su excesiva libertad, los dos poderes han acabado con él, quizás
se sobrevaloró, pero el poder político con el cual se ha cebado vilmente le ha
acorralado, el poder económico de la bajada de anunciantes, han cavado su
tumba, y esto nos hace plantearnos hasta qué punto hay libertad o no la hay, o
si el pulso con el poder se puede vencer. Yo apuesto por la libertad como digo
en la presentación de esta web, decir lo que se quiera en libertad, aunque
tenga un precio.
Javier Abad Chismol
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