BAUTISMO CIVIL
Estamos
en una sociedad del escaparate, de la apariencia, de buscar solo sentido a lo
externo y sensitivo. No hay ninguna duda que estamos en un país de cultura
tradicional católica, si analizamos los momentos más importantes que tiene una
persona a lo largo de su vida veremos que los elementos religiosos son los que
marcan los tiempos vitales de la persona.
En el
nacimiento el bautismo, en la infancia la Primera Comunión, en la adolescencia
la confirmación, estos tres primeros momentos son los que la Iglesia llama los
sacramentos de la Iniciación Cristiana. Después el matrimonio y finalmente la
unción de enfermos o el funeral.
La gente
quiere seguir viviendo esos momentos, quiere los encuentros familiares, ponerse
de largo, recibir regalos, aparentar ante los conocidos y amigos, y por
supuesto intentar no renunciar a los mejores escenarios que suelen ser las
Iglesias.
Conocimos
hace un par de años el primer “bautismo” civil de nuestra comunidad, en
L´Alcora en Castellón, y lo más criticable sea utilizar el nombre de un
sacramento, que es un signo evidentemente cristiano, para hacer un teatrillo en
el salón de honor del Ayuntamiento y presidido por el señor alcalde.
Es de lo
que se presume, es de ser muy moderno, así se definía la abuela de la criatura,
y la madre presumía de no creer en la Iglesia, pero no querer renunciar a la
fiesta y a esa nueva moda de festejar la entrada en la sociedad laica civil, y
hacerlo además suplantando modos y costumbres, eso es lo que podemos llamar
progreso, y por supuesto un motivo para que el alcalde y todos los progresistas
salgan en los medios, hasta yo les estoy dedicando unas líneas.
Ahora el
caso más reciente lo hemos tenido en Burjassot donde se ha hecho de nuevo el
teatrillo del bautizo civil, y el oficiante el alcalde, además muy orgulloso de
la su oficio, es paganizar lo religioso, pero quedarse con una parte, la
social.
Seguramente
han sido coherentes porque no tienen fe, porque no creen en la Iglesia, y si no
se cree en la Iglesia no se puede participar activamente de los sacramentos, se
convierte en puro teatro. Eso es precisamente lo que afirmaba esta madre
progresista que no tuvo ningún reparo en atacar a la Iglesia y también a los
hipócritas que acuden solo por costumbre o por el que dirán.
Algo si
que es cierto, un gran porcentaje de los padres que llevan a bautizar a sus
hijos no son practicantes o no están casados, algunos no saben ni santiguarse,
pero para el creyente la gracia del Espíritu Santo también puede actuar en sus
vidas. Muchos se casan por la Iglesia por apariencia, por que es más bonito o
por contentar a las madres. También llevan los niños a la Primera Comunión por
los regalos, banquetes, y apariencia social.
Son
muchos los momentos civiles con envoltorio religioso, algo que crea situaciones
incómodas, funerales por la Iglesia de gente que nos es creyente, cofrades en
las fiestas religiosas que son incluso ateos o agnósticos.
Es
cierto que sería muy positivo que se sanearán los principios, que se separará
lo social de lo religioso, no mezclar, porque en definitiva los sacramentos de
la Iglesia son paras las personas con fe, y sin ella estamos ante pura
apariencia que sólo crea situaciones embarazosas tanto para los religiosos y
sacerdotes como para los que acuden sin fundamento real, es decir, por
apariencia o costumbre.
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